Fotolog  
 
 
 
      


 
 
 
La havanera sube al escenario
Palafrugell y Calella han sido siempre poblaciones con una gran cultura musical, donde se cantaba música de moda y se interpretaban zarzuelas. Por otro lado, al ser villa de pescadores y de taperos, era habitual que se cantase mucho en las tabernas y en los ágapes, como una forma de expresión vocal de esta cultura.
En eL año 1948 se publicó en Palafrugell un libro Álbum de havaneras que constituye una pieza fundamental en esta pequeña historia. En ese libro, Xavier Montsalvatge hace una recopilación musical de las havaneres más conocidas que se cantaban en las tabernas de Calella, en un intento de salvaguardar aquel patrimonio musical que se estaba perdiendo. Nèstor Luján escrivio el prologo del libro y Josep M. Prim dibujó unas magníficas ilustraciones.

Dieciocho años más tarde, en 1966, se publica otro libro muy parecido al primero Calella de Palafrugell y las havaneres Frederic Sirès, músico de Palafrugell hace la trascripción musical de las piezas, Ernest Morató, cantante de havaneres hace de asesor, y Joan Pericot dibujó las ilustraciones. Este segundo libro, constituye una especie de "testamento", ya que todo el mundo está de acuerdo en qué el turismo de masas, los cambios de hábitos de los pescadores, la televisión, etc. representaban el final y, por tanto, el entierro definitivo del genero de las havaneres y de las cantadas de taberna.

A fin de intentar evitar este final y casi bien como despedida se promueve, en el año 1967, una cantada de havaneres de cara al público. Es el momento en qué la havanera sube por primera vez a un escenario. Para "hacerle el entierro". Nadie podía sospechar que aquella cantada fuera el inicio del gran auge del genero, del resurgimiento de la havanera. Nadie lo había podido prever, ni remotamente, que la iniciativa alcanzaría la altura que tiene hoy. Más de 40.000 personas son las asistentes de los ultimos años a la cantada de havaneres, que se celebra en Calella de Palafrugell, cada primer sábado del mes de julio.

Aquello que tenia que ser una sepultura, desemboco en un "nacimiento". El eco que tubo Calella y su cantada de havaneres hizo posible que se fuesen añadiendo otras villas y pueblos de Catalunya. El éxito y la proliferación de cantadas es paralela a la aparición de nuevos grupos que van cubriendo el incremento de la demanda. Actualmente hay un centenar de grupos que hacen una media de 2.000 cantadas de havaneras cada año, y entre ellas esta que se ha celebrado en el barrio de Vinyets Molí Vell de Sant Boi de Llob.

 Imagen enviada por Ricardo a las 10:00         

 



« Imagen anterior | Página principal | Imagen siguiente »